3 de abril de 2012

La dualidad en las ligas europeas



Tanto hablar de que si liga escocesa, si dualidad tóxica o todo lo que se quiera, y cuando se aproxima la zona Cesarini de la temporada, donde decía Luis Aragonés que se ventilaba el bacalao, en los principales campeonatos del continente los títulos de liga son cosa de dos. Y no de unos cualquiera, que siete de los ocho implicados son campeones de Europa. Recordémoslos.
Italia. El mundo del fútbol saludó la irrupción de la nueva Juventus de Conte como un rayo de luz en medio de las tinieblas del fútbol italiano. El fútbol combinativo y el gusto por el toque de esta versión posmoderna y chic de la Vecchia Signora quedaba simbolizado por el fichaje de Pirlo, faro durante años de un Milan que, dejándole marchar, también realizaba una clara declaración de intenciones. Espoleado por el éxito del pasado ejercicio, en el que se alzó con el título, Allegri ha profundizado en un plan basado en el ritmo lento, un centro del campo más corretón que técnico –gran rendimiento en particular de Prince-Boateng- y, sobre todo, la confianza en que Ibrahimovic es capaz de generar por sí solo el suficiente caudal ofensivo para aspirar al título. La apuesta triunfa de momento, con el cuadro rossonero aún vivo en la Champions League, y a dos puntos de un rival que aún se mantiene imbatido en la Serie A tras treinta partidos jugados. El calendario restante favorece claramente al Milan, al que sólo le queda el defenestrado Inter como rival destacado, mientas que la Juve deberá enfrentar a Palermo, Lazio o Roma. A pesar de que los blanquinegros tienen ganados los enfrentamientos particulares, el pronóstico debe ser que el campeón repita título. Máxime si la lógica se impone en el Camp Nou el martes.
Inglaterra. Hace ya bastante tiempo que la Premier League viene exhalando un cierto tufo a decadencia, y no resulta ajeno a ello que los únicos equipos que a día de hoy aspiran a ganarla, gigantes invulnerables sobre el papel, hayan sido despedidos sucesivamente tanto de la Liga de Campeones como de una Europa League donde sobreviven Metalist Kharkiv, Hannover 96 o Sporting de Portugal. Si hace tres meses no parecía haber dudas de que el City se llevaría el trofeo, y si hace un mes escaso todos pensábamos que la Liga se decidiría en el choque de trenes del 28 de Abril en el City of Manchester, hoy lo que no se sabe es si para entonces los citizens no se habrán despedido ya del trofeo. Un equipo que comenzó maravillando con la eléctrica adaptación del Kun Agüero y el nivel sobrehumano de Silva, y que a día de hoy, con el canario exhausto y su compañero casi desaparecido, ofrece una triste imagen de desunión y cansancio competitivo que vuelve muy difícil confiar en su fiabilidad. Enfrente el United, que ha exhibido un nivel muy discreto toda la temporada y sufrido golpes de tremenda dureza -1-6 del propio City, eliminación ante el Basilea, cuasi-humillación del Athletic-, pero se agarra al nervio y al carácter ganador para renovar el título en una competición que es ya casi su coto privado. Si vence mañana en Blackburn se irá a cinco puntos, y en su calendario no aparece ni una nube, derbyaparte. Lo tienen fácil.
Alemania. No es casualidad que la liga más saneada de Europa, la que más espectadores lleva a los estadios, la que más los cuida y la que más va creciendo en interés se desarrolle en el país donde menos ha golpeado la crisis, haya colocado representantes tanto en cuartos de la Champions como de la Europa League, y esté liderada por uno de los equipos más atractivos del continente. El Borussia Dortmund de Jürgen Klopp comenzó la temporada disminuido por la nostalgia de Nuri Sahin y quizá demasiado bisoño para afrontar la Champions, pero ha crecido durante la temporada a partir de la integración de Gundogan, el excepcional rendimiento deLewandowski y la vuelta de Kagawa a sus mejores niveles de juego. Recuperada la confianza a partir de un fútbol asociativo de alto nivel, se ha sobrepuesto incluso a la ausencia por lesión de su mejor hombre –Mario Götze- para liderar la Bundesliga a falta de ocho jornadas para el final. Sin embargo, es muy difícil apostar por la identidad del campeón, y es que no debe ser sencillo sentir cada semana por detrás el aliento de la bestia que llaman Bayern Munich. Los de Heynckes, que iniciaron el campeonato a dentelladas y se vinieron abajo tras la lesión de Schweinsteiger, han vuelto a golpe de goleada (20 goles en tres partidos) y amenazan a un rival que ya ven a tres puntos y con quien se enfrentarán en diez días en el antiguo Westfalen. ConRobben y Ribéry en gran forma, el gatillo de Mario y Basti de vuelta, todo es posible. El calendario les favorece ligeramente, aunque juega en su contra una probabilísima semifinal de Champions que se presenta monumental y exigente hasta el límite. Gran incertidumbre.
España. Y llegamos aquí, donde el duelo de titanes que presenciamos no tiene parangón ni en el presente ni en el pasado. Nunca en una gran liga hubo tanta diferencia entre los dos grandes y los demás, nunca reprodujeron tan claramente la rivalidad los dos mejores jugadores y los dos mejores entrenadores del mundo, nunca cayeron tan rápidos los goles, tan veloces los récords, tan frecuentes las goleadas. Diríamos que la gran batalla se disputará el próximo 21 de Abril en el Camp Nou, si no fuera porque es bastante posible que este partido quede en nada ante lo que puede ser la final de la Champions. Se ha analizado tanto sobre todo esto que parece que sólo podemos hacer ya literatura sobre ello, pero siempre resulta interesante recordar que el Madrid tiene dos salidas conflictivas, al otro lado del Manzanares y a Bilbao, que seguramente decidirán el campeonato. Cuando acabe el Clásico lo tendremos todo mucho más claro. O no.


Por Ramón Flores

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