Imponiendo intereses profesionales a sentimientos personales, son ya incontables los jóvenes que han decidido que lo patriótico y político quedara a un lado cuando se habla de fútbol. La lealtad queda en entredicho y la polémica está servida, pero estos ‘mercenarios’ o ‘desertores’, cada vez son más habituales entre Irlanda del Norte e Irlanda. El débil nutre al vecino mayor, favorecido por el oportunismo de una clasificación hacia la próxima Eurocopa que les vuelva a colocar en la senda de los habituales en fases finales. Y entre amenazas, críticas y ofensas variadas, la gran aparición juvenil de la Premier este curso, no tardó en romper esa encrucijada que lo acompañaba hace meses. Ahora, no sólo se decantó por la Irlana de Giovanni Trappatoni, sino que además, se ha convertido en un puñal en la banda izquierdadel Stadium of Light. Hablamos de James McClean.
Se trata de un extremo izquierdo potente ante todo, porque tiene un físico fornido, una enorme corpulencia y también mucha fuerza en el contacto. Con sólo 22 años ha explotado este curso en el Sunderland. Es un gran llegador porque ha anotado ya varios goles este año gracias a esa gran lectura que lo hace aparecer en jugadas de segunda línea, pero también es capaz de generar diagonales cuando ha tenido que jugar en banda diestra. Tiene gran desborde y busca frecuentemente encarar a su marcador, aunque diría que se siente más cómodo en acciones de fuerza y dinamismo que a la hora de buscar línea de fondo. Lo veo más finalizador que generador de jugadas pero, sin duda, hablamos del impacto del año en la Premier.
Ha sido el mejor refuerzo de la segunda parte de la campaña para el Sunderland, porque pese a que ya estaba en los Black Cats desde el pasado año, ha sido con el cambio de entrenador y la llegada de su compatriota Martin O’Neill, cuando realmente ha gozado de confianza y ha explotado. Se siente confiado, robusto y poderoso en la toma de decisiones, algo que le llegó por fortuna aunque con una dedicación previa que el nuevo inquilino del proyecto ya conocía de antemano y no dudó en potenciar. Esa ha sido la clave para que en unos meses haya pasado del anonimato al estrellato.
McClean comenzó a jugar al fútbol en elInstitiud, un modesto club noirlandés ahora mismo en Segunda división. Poco después se unió a uno de los grandes de su país, el equipo de su ciudad, el Derry City. Pronto fue tachado por su propio entrenador como el jugador más atractivo del futuro para el país y en agosto de 2011, es decir, no hace ni un año, Steve Bruce, el ex técnico del Sunderland, lofichó por apenas unos 400.000 euros. Él mismo dijo que, para adaptarlo poco a poco, estaría en el equipo Reserveshasta Navidad pero tales fueron sus aportaciones que en cuanto Steve Bruce fue cesado, su compatriota O’Neill, que lo conocía perfectamente, lo hizo debutar y lo ha convertido en un fijo desde entonces en la banda zurda del Stadium of Light. Tanto, que ya ha sido ‘atado’.
Más allá de que su aparición e impacto con sus grandes actuaciones, ha sido noticiable, ha sido una polémica lo que ha servido para que muchos ajenos a la Premier lo hayan conocido. Y es que como he comentado, McClean nació en Derry y es norirlandés. De echo, llegó jugar nada menos que 7 partidos con la selección Sub 21, pero hace más de un año rechazó la llamada de la selección absoluta porque decidió cambiar de bando y aliarse con la República de Irlanda. Tras una polémica enorme porque no es el primer jugador norirandés que se ve en esta tesitura, recibió la aprobación internacional de la FIFA y debutó con Irlanda en el último partido de hace mes y medio. Por lo que más allá de completar esa travesía conflictiva, será enemigo de España en la Eurocopa.
Así que, potencia, gran disparo desde media distancia y muchísima fuerzapara este extremo que es, sin duda, la aparición del año en la Premier League y al que podremos valora mucho mejor en unas semanas cuando estemos en plena Eurocopa si es capaz de ganarse un puesto ante un icono como McgEady. Si lo logra, a buen seguro que será una de las revelaciones de la fase final.
Por Jose David López
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